Obedezcamos a Dios y dejemos las consecuencias en sus manos.
La vida pasa rápido —muy rápido.
Y mucha gente que hoy está en el cielo o en el infierno planeaban vivir mucho más de lo que vivieron.
No hicieron planes para morir. Solo tenían planes para vivir y disfrutar.
Entonces le pregunto: ¿Para qué vive? ¿Cuál es su meta en la vida? ¿Tiene algún propósito real para vivir?
Dios dice que debemos vivir para adorar y servirlo. Porque eso, amigo mío, es la vida a plenitud.
“Mas de ninguna cosa hago caso, ni estimo mi vida preciosa para mí mismo; solamente que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del Evangelio de la gracia de Dios”.
Hechos 20.24